F.M.Pinto "Thoughts and ideas of my art"

“Unicidad, la Verdad que Deslumbra" (la luz (II)..

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La imaginaria ausencia de la luz es una circunstancia, también imaginaria, de esa íntima vinculación: un estado que, como la noche, nos rodea de secretos; un estado que proporciona profundidad e intensidad tangibles. Una intensidad y una profundidad que no son sino fugaces vislumbres de la luz con el fin de que creamos estar solos.



El sentimiento de mi cerámica no es preciso buscarlo. ¿Dónde íbamos a buscarlo?. –Esta ahí, en la luz, como algo dado, como si lo produjese la certeza de su procedencia. Y aflora a la superficie en forma de destellos con un dulzor baladí que se transforma en diásporas axiomáticas capaz de envolver el corazón, con envolturas dinámicas puro movimiento capaz de retener por el contrario toda razón mundana para enhebrar la verdad de una búsqueda enigmática, mística. ¿Será quizás esta búsqueda la propia fuente que da vida a esta luz? –Será así pues tal cual.
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Expliquemos por tanto, o demos por explicado de tal forma la naturaleza real de todo o toda cosa y por lo que esta hecho, en esta naturaleza en esta fuente de luz encontrada y en su búsqueda hay un camino, en el desarrollo de dicho camino el movimiento.
Pero de que luz hablamos, -hablan, habláis y hablaron-, esa misma que versa encarnada en la superficie dorada de la obra que presento. Solo hay una misma luz, etérea al tiempo sin pasado con el presente entendido que solo tiene su futuro en lo versado, la misma que pulula con su instruido encanto, en el pulido del material dorado y que no es brillo de lo material si no pulimento propio del amor encontrado, ese camino, ese movimiento interno del corazón de los enamorados de la belleza eterna.
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La luz que podemos ver es la luz de la revelación,
es el eco de otra Luz que no podemos ver ni concebir.
Foto de Zakariyya Whiteman

Para mi “ayúdenme a luchar por ello”, el arte es una forma de acuñar versos en el alma y por ello el verdadero desposorio de la luz. Un desposorio donde la luz no acepta a ser manejada, -no dominada pero dominadora- al contrario de lo que ha solidó suceder en la historia del arte. Esta es mi demostración y entrega de que me siento herramienta avasallada de la iluminación más sublime e inocua al raciocinio quebrantable de lo mundano o terrenal, donde todo fenece y es efímero. Para derrotar esta formulación la luz no ha de llegar al enebro de nuestra retina que esto es como la mecánica a un cigüeñal o razón fría y mecánica, por que la verdadera física la encontramos en el calor que origina su movimiento y la verdadera luz no ha de coagular en nuestra percepción ocular, solo dejemos que de tal manera parezca, que a modo de fe hemos de saber y creer que hay luces más verdaderas y que se nos queda en nuestro adentro, que por ese motivo la luz llega en verdad mucho más lejos.

Entendemos aquí la respuesta a una gran pregunta. ¿Qué ves? -pregunta incorrecta- ¿Cómo mirar? -pregunta y a su par la respuesta. A lo cual, nos recuerda como es la naturaleza intencionada de mi labor, ahora entiendo porque soy incapaz de controlar el resultado de mi obra, pero sí porque irrumpe una sensación, un ansía dulcificante y volátil en mi interior, como si mi trabajo fuera más labor de un dominante que de mis manos, como si las mismas fueran inducidas por otro dueño, como si mi mismo Señor, “OH Dios la Luz” la luz que llevo dentro ilumina mi intelecto tu eres “El Creador” yo solo mis manos presto.


Dios es la Luz de los cielos y de la tierra. La parábola de Su luz es como un nicho que contiene una lámpara; la lámpara está encerrada en cristal, el cristal brilla como una estrella radiante: una lámpara que se enciende gracias a un árbol bendecido --un olivo que no es del este ni del oeste --cuyo aceite es tan brillante que casi alumbra por sí solo aunque no haya sido tocado por el fuego: ¡luz sobre luz! (Qur’an, 24:35)

“Luz, Verdad sin engaño" ( La Luz III)

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Luz -la poyesís platónica, la creación y poesía en definitiva- es como un líquido que adquiere la forma del recipiente en que se vierte. Y tal creación tomará el aspecto de escultura o música o arquitectura o literatura o pintura, según su dominación se ejerza sobre el volumen o el tiempo o el ritmo o la palabra o el color o la luz.

Pero ten fe, porque la luz no se deja domesticar, sino que reta al que la mira e impone su infinita monarquía, en ello depende que la misma luz te ilumine o te queme de calor o ciegue, esta es la plástica que con mis manos ejerzo, el ejercicio artístico que entrego y el dominio dominioso y dominado por el que lucho por el que venzo y soy vencido al igual que el observado encauza en la practica dominante de mirar la luz de todo lo que he esculpido.


Como artista con todo esto tengo una pasión monógama. Monógama y a la vez libre. Tan segura de sí misma está mi luz que dejo abierto al mundo su enjuiciamiento, porque sabe que su fuerza y esencia provienen del mandato de ella misma, que dispone la configuración y los límites de todo. Ella cuyo exceso nos ciega lo mismo que el exceso en el amor, aguarda, acechando, a sus amantes, que creen poder prescindir de su proximidad mientras la están, ilusos, buscando a todas horas.

 

PABLO PICASSO. ( Imagen)

El escultor, como cualquier artista no se hace: está, desde antes del principio. Sorteando acechanzas y atisbando. Lo que sí se hace es su modo de avizorar el universo, su actitud cautelosa o desafiadora, el tono con que reclama la libertad. Andar o mirar por el universo es como cruzar a través de una puerta, no es tan fácil como parece la cuestión o es que no te has planteado aun el sentido en que se cruza que te puede guiar hacia un camino tal cual que en su sentido contrario haga ahogarte en el abismo.



 
Ya no hay nadie cuando miro por la ventana. Nadie cuando miro hacia la puerta, que estaba siempre entreabierta para que entrase la emoción. Para que entrase el comienzo. Aunque esté lleno de gritos, risas y lágrimas, yo ya no le encuentro el sentimiento.


Los sucios cristales, las rejas rotas, las viejas escaleras y el aire que antes lo eran todo, ya no significan nada.

El camino no esta cruzando la puerta, ¿no te diste cuenta? fíjate en la sombra te indica la luz el sentido. Por fijarte en el marco del camino, como mirando un mal cuadro solo quedas deslumbrado, tras de ella en vez de luz, “ ceguera”.





Al Olmo Viejo (poetry II)

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Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.


Antoni Machado.