Poema del Alma.
Señor: yo sé que en la mañana pura
De este mundo, tu diestra generosa
Hizo la luz antes que toda cosa
Porque todo tuviera su figura.
.
.
Yo sé que te refleja la segura
Línea inmortal del lirio y de la roza
Mejor que la embriagada y temerosa
Música de los vientos en la altura.
.
.
Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto
y en la ribera sin temblor del río:
.
.
Por eso yo te adoro, mudo y quieto:
y por eso, Señor, el dolor mío
por llegar a Ti se hizo soneto.
.
.
Poema de José Maria Pemán
“Yo soy”, dice la luz. Sin predicado alguno. Es la pura existencia; el acto de existir en que todo se apoya; la fuente de la vida –más que el agua- que asume todo origen. Fiat Lux es la orden que pone en marcha la creación entera. Y cualquier otra creación: no sólo la del Génesis sino la reiterada y personal de cada hora. Se trata de un proceso de respiración, de una sístole y una diástole que mantienen el milagro de este mundo. (También del otro, porque, si el Paraíso no es de luz, ¿qué será?
“Ay”, como mi amor por Dios, la luz es la unidad que no desaparece ni se diluye en relación alguna: a todas las sostiene como una mano diáfana. Y cuando, a una primera y deficiente vista, desaparece, es sólo que se cubre con un paño de sombra para no deslumbrar. Igual que el cielo, en el atardecer, usa las nubes fucsias, moradas, rosas, para que se resalten su verde, su amarillo, sus azules.
De tal manera la luz es la pintura de su presencia determina el cuerpo de ella, mezclada con la propia corriente de su dinámica y su desenvolvimiento. De manera que ya es indiscernible en la conciencia de la una y la otra, en ti o en mí.
“Quid pro quo”, “Do ut des” “algo por algo”.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario